Una de las voces más beligerantes y hermosas es la de Pedro Lemebel, un comunista gay de Chile. En su poema Manifiesto (Hablo por mi diferencia), del que citamos algunas líneas a continuación, Lemebel le dirige la palabra de manera directa —y para criticarlos— a los partidos “revolucionarios” de izquierda en Latinoamérica con su propia visión radical.
Lemebel, que se mantiene activo en la izquierda chilena independiente, ha encontrado, en su trabajo de escritor y personaje de la radio y la televisión, una manera de comunicarle su experiencia y su postura política a las personas chilenas del común, incluyendo a las mujeres mayores de la clase trabajadora como su madre y mi abuela. Describe las luchas cotidianas de las personas comunes como algo político, y al hacerlo le llega a muchas más personas de lo que jamás pudieron los partidos oficiales de izquierda. Como Lemebel, muchas personas dedicadas al activismo se dan cuenta de que este modelo jerárquico, y de dominio masculino, del trabajo revolucionario, ignora en último término las experiencias cotidianas de opresión en la vida cotidiana (tomado de Paula X. Rojas, “Are the Cops in Our Heads and Our Hearts?” en The Revolution Will Not Be Funded: Beyond the Non-Profit Industrial Complex).
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor…
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?
Nos meterán en algún tren de ninguna parte…
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero…
Yo no voy a cambiar por el marxismo
Que me rechazó tantas veces
No necesito cambiar
Soy más subversivo que usted…
— Pedro Lemebel