Para mantener un compromiso activo con un modelo horizontalista de liderazgo y evitar que se genere por defecto un liderazgo centralizado, las organizaciones horizontalistas necesitan estructuras y disciplina. Si no contamos con una disciplina o unas estructuras claras, los acuerdos colectivos se convierten en promesas vacías y emergen jerarquías tácitas basadas en los estilos de liderazgo, en la raza, y en los privilegios de género o de clase; todo esto terminará por estructurar al grupo tácitamente. Unas pocas personas terminan por encargarse de tomar las decisiones, de evaluar las responsabilidades y del pensamiento estratégico, y esto socava el objetivo de crear una organización democrática participativa en la que todas las personas deciden y crean juntas. Nuestras organizaciones son más cohesivas y eficaces cuando decidimos y ponemos en práctica acuerdos colectivos que determinan cómo vamos a funcionar, cómo vamos a evaluar, qué se espera de nosotros, cómo vamos a fortalecer el liderazgo de cada persona que forma parte de la organización, cómo cada persona tendrá en muchos momentos la responsabilidad de sacar adelante elementos importantes de la tarea, y cuando establecemos un conjunto básico de principios que dirigen nuestro trabajo y por los que todos y todas respondemos.
Aunque es cierto que no necesitamos “líderes fuertes” individuales, sí necesitamos relaciones fuertes. Las relaciones están en el centro de nuestro trabajo. El estilo y la manera como se ejerza el liderazgo que promovemos impactará las relaciones y culturas que habremos de desarrollar. Decir que nuestra efectividad no depende del liderazgo fuerte de unas pocas personas NO es lo mismo que decir que no necesitamos de ningún tipo de liderazgo o coordinación. Necesitamos un tipo diferente de liderazgo, en el que se estime que todas las personas estamos “preparadas”, y que se nutra de la multiplicidad de nuestras fortalezas, habilidades y experiencias. Solo si desarrollamos nuevas relaciones sociales podremos abordar directamente y detentar el poder de una manera diferente al interior de una organización, y es por ello que tenemos que practicar maneras diferentes de tratarnos y de cuidarnos mutuamente.